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Los profesores Cristóbal García-Huidobro y Nicolás Molina, junto a miembros de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, revisaron el contexto y consecuencias de la Constitución de 1822, los personajes y las crisis que marcaron esos años y el devenir de la naciente república.

Una mirada al Chile de hace 200 años, su contexto político y social, sus personajes y hechos que marcaron una época convulsionada por las crisis políticas de la naciente república. Esta fue la entrega que se propuso el seminario “1822, un año en la temprana historia republicana de Chile”, organizado por Derecho U. de Santiago y la Sociedad Chilena de Historia y Geografía.

Las exposiciones de los profesores de la Facultad, Cristóbal García-Huidobro y Nicolás Molina, y de los académicos Juan Guillermo Prado y Luz María Méndez, dieron contenido a la actividad desarrollada en la sede de la Sociedad ante más de un centenar de asistentes, entre estudiantes e historiadores.

Mientras el profesor Prado destacó la figura y obra de Mary Graham, que relató la vida social y política de Chile, como una de las fuentes más importantes de esa época, la profesora Méndez se refirió al incipiente apertura y desarrollo del comercio internacional del país.

Dentro de los sucesos que marcaron esos años, dijo el profesor Molina, ciertamente estuvo el terremoto que sacudió el Puerto de Valparaíso, con mayor intensidad, y el territorio chileno. Pero, agrega, un personaje que incluso trizó más la institucionalidad fue Vicente Benavides, militar de la resistencia realista y que protagonizó la Guerra a Muerte entre 1819 y 1822 contra el Chile naciente del Director Supremo Bernardo O´Higgins.

“No se puede  hablar de 1822 sin hablar de José Antonio Rodríguez Aldea, revisor de la Constitución de 1822 y ministro de O´higgins”, plantea el profesor García-Huidobro, director del Departamento de Ciencias del Derecho. Un personaje que es tildado de dos caretas: una como fiel y leal servidor y otro como vasallo del opresor. Apoyó a la corona y luego a O´Higgins, por lo que fue un doble vencido.

Por otra parte, a su juicio, la Constitución que no ponía término al mandato del gobernante y que además quitaba poder a las élites de provincia fue el fusible que hizo estallar la rebelión de 1822.

En definitiva, coincidieron los expertos, los problemas de 1822, el Chile de hace 200 años atrás, reflejaban una frágil institucionalidad de una joven e inestable república.

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